sábado, 12 de diciembre de 2015

¿Es lo mismo el humor que la ironía?



Creemos necesario diferenciar los conceptos de humor e ironía porque en numerosas ocasiones se tratan como sinónimos. Si somos unos lectores un poco atentos e interesados, quizás bastase con acudir al diccionario y observar las definiciones que la RAE nos ofrece de ironía: 








Podemos observar que las dos primeras definiciones relacionan la ironía de alguna manera con el humor, lo risible, pero, la tercera definición, es la que más nos interesará para desarrollar la presente entrada y establecer una línea que nos permita distinguir humor e ironía y concretar el vínculo que hay entre ambos.
La ironía es un hecho pragmático, se considera una implicatura conversacional particularizada, esto es, se infiere por el contexto. Ahí reside su mayor dificultad y es que, al darse en el contexto, ha de darse en una realidad dada, en una determinada visión o experiencia del mundo. La ironía, como afirma Leonor Ruiz Gurillo, es "un hecho pragmático de carácter contextual que invierte los principios conversacionales y que se apoya en marcas e indicadores para lograrlo".
Así pues, se considerará que viola los principios conversacionales de la teoría neogriceana de Levinson. Se violará el principio de cualidad que nos dice que hemos de decir la verdad (mediante la ironía diremos justo lo contrario de lo que queremos dar a entender), el principio de cantidad que nos dice que hemos de dar una información suficiente del conocimiento del mundo que tenemos (en la ironía se suele aportar más información de la necesaria), el principio de manera que sostiene la necesidad de indicar una situación normal mediante expresiones no marcadas (la ironía carga de expresiones marcadas el mensaje, aportando, por ejemplo, cambios de registro) y el principio de informatividad o de refuerzo que nos dice que hemos de proporcionar la información mínima suficiente para nuestros propósitos informativos, que no hemos de ser ambiguos (la ironía busca intencionadamente esa ambigüedad).
Como hemos visto, una definición pragmática nos ayuda a comprender mucho mejor la ironía y cómo en realidad es un recurso. Además, esta definición pragmática podemos compatibilizarla con la de aquellos que consideran que la ironía supone un desdoblamiento, esto es, que supone cierta polifonía. En lo que respecta a esta última idea, señalaremos que la ironía puede entenderse como el uso de una segunda voz, una voz que dice lo contrario de lo que diría el emisor, pero con la intención dar a entender lo que realmente piensa o quiere decir.
Así las cosas, la ironía es un recurso que supone una ruptura de lo esperado y, a nuestro juicio, es ahí donde puede relacionarse con el humor y la concepción de este que llevamos exponiendo desde la primera entrada del blog. La ironía, por sí misma, supone una incongruencia y es por ello que es un mecanismo que puede ser muy útil para producir el efecto humorístico. Sin embargo, se puede emplear la ironía con fines no humorísticos y es por ello que no hemos de mezclarlas ni confundirlas.
A continuación, aunque queríamos dejar claro que ironía y humor no son lo mismo, seremos también un poco contradictorios y dejaremos un breve video donde podemos ver cómo casan y trabajan unidos en perfecta sincronía.

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